Los materiales empleados en la fabricación del calzado, afectan a la calidad del conjunto y determinan el nivel de confort.
Cada día se emplean en la industria del calzado gran cantidad de nuevos materiales resultantes, en su mayoría, de ensayos químicos.
Los nuevos materiales confieren al calzado diferentes características que no siempre son aceptables para la calidad y muy negativas para el descanso del pie y la satisfacción del usuario.
Las materias primas y transformadas deben, por encima de todo, proporcionar un nivel de confort, al menos aceptable y desgraciadamente este objetivo queda en un segundo lugar, ante la búsqueda de otros factores como pueden ser, el precio final, la incidencia de la moda o la durabilidad.
De los materiales empleados en la fabricación de zapatos, sin duda alguna los más importantes y determinantes, son los materiales que formarán el empeine, el forro y la suela. El material de empeine debe permitir la transpiración y no debe ser aislante. Esta propiedad se obtiene con el empleo de pieles de animales, más o menos engrasadas para evitar la transmisión de la humedad de fuera a dentro. Si el material de empeine es importante, mayor trascendencia desde el punto de vista del confort, tiene el material de forro; el empleo de forros aislantes, crean una barrera entre el pie y la piel de empeine, que de nada sirve que esta reuna las mayores y mejores condiciones.
Por último un piso natural de cuero, es fundamental para determinar la alta calidad de un buen zapato.
Otros materiales como la planta, los topes y contrafuertes, adhesivos, hilos o refuerzos, también afectan en mayor o menor medida a la propia calidad del calzado, y el conjunto de todas las materias empleadas en la fabricación conferirán al calzado esas propiedades que le deben hacer una prenda de indudable importancia para el ser humano.