Con gran frecuencia podemos ver a superatletas y culturistas de musculatura plena. No hace falta si no acercarse a cualquier celebración de atletismo para encontrarnos a unos lanzadores y corredores de distancias cortas con unas musculaturas impresionantes.
Y también las chicas, como, por ejemplo, la velocista alemana Marita Koch o la supermusculosa checa "recordwoman" mundial sempiterna Jarmila Kratochvilova.
Ese desarrollo muscular ha empezado a ser simétrico y proporcionado. Ya no se ven corredores de 100 y 200 metros con piernas ciclópeas y torsos flacos y desgarbados. Carl Lewis es un prodigio anatómico, que posee deltoides recortados -hace ejercicios de hombro con barra y mancuernas para aumentar su capacidad de impulso-, abdominales profundos, espalda protuberante y piernas con increíbles estriaciones. Y es que el desarrollo muscular da la fuerza y la velocidad que necesitamos y que no podíamos conseguir con una musculatura insuficiente y que no fuese trabajada con pesas.
Los lanzadores también han adquirido un tamaño gigantesco, pero carente de grasa. Ya no presentan aquel aspecto general de obesidad que tuvieron -salvo raras excepciones- hasta principios de los años sesenta. Las pesas y la nueva alimentación les han convertido en unos colosos hercúleos que baten marcas cada día. Por eso caen los records. El músculo crece y aumenta la fuerza y la velocidad.
Pero no sólo es músculo lo que se necesita a la hora de destacar en cualquier especialidad atlética. Hay que añadirle técnica y habilidad específica en ese deporte. Otra cosa es el desarrollo muscular por sí mismo, algo absolutamente imprescindible para el culturista, y que es, además, la base de esta competición.
El culturismo nació a principios de siglo, cuando el alemán Eugenio Sandow efectuó exhibiciones de fuerza y desarrollo muscular por todo el mundo. Luego, Charles Atlas popularizó su físico a través de los cursos de tensión dinámica, que se vendieron por millones. Steve Reeves, en los años cincuenta y primeros de los sesenta, dio a conocer el mundo del músculo a través de la pantalla, y los hermanos Weider, Joe y Ben, lo convirtieron en un deporte organizado y en el segundo más practicado en los Estados Unidos. Arnold Schwarzenegger, Silvester Stallone y Lou Ferrigno le ofrecieron dimensión popular y el creciente culto por la forma física y la salud le llevó a adquirir el título del mejor elemento de acondicionamiento físico.
Y la verdad es que con él se puede llegar a todas partes, por lo menos en lo que al aspecto físico se refiere. Es casi un asunto de ingeniería genética. Con tiempo y paciencia podemos remodelar nuestro cuerpo, hasta el límite que nos importa nuestra genética, a la que, no obstante, siempre se le pueda convertir en una buena amiga. Cuesta trabajo combatir una delgadez excesiva o una obesidad constitucionales, pero por ahora los límites del desarrollo muscular todavía los seguimos poniendo nosotros.