Ninguna vida puede tener las características de completa si dejamos de fijarnos unos objetivos para cumplir. En este caso lo primero de todo es llegar a conocer las propias querencias o deseos y aplicar los medios necesarios para obtenerlos parcial o totalmente.
Aquí debemos fijarnos tres tipos de objetivos: corto plazo, medio plazo y largo plazo. Un ejemplo de esto podría ser conseguir una licenciatura de Historia antigua (nuestro objetivo final o a largo plazo) a base de aprobar curso por curso (objetivos a medio plazo), lo que se obtiene superando los exámenes parciales (objetivos a corto plazo). La misma división podemos hacer cuando se trata de un negocio, asunto sentimental o búsqueda de empleo: objetivo a corto plazo, acercamiento hacia el blanco; objetivo a plazo medio, disparar hacia él, y objetivo final, dar en la diana o logro de nuestro deseo.
2. Adquirir hábitos sanos
Si el cuerpo se halla débil y maltrecho por falta de cuidados será muy difícil que podamos iniciar algo cuando necesitemos luchar contra las circunstancias. Para poder acercarnos al combate con muchas posibilidades de victoria lo mejor será que vayamos reduciendo paulatinamente los hábitos que sabemos que son dañinos: fumar, beber en exceso, comidas con grasas saturadas o condimentos excesivos, consumo calórico alto, falta de ejercicio o de reposo. Tenemos que acabar con todo lo que nos domina y nos impide o dificulta acercarnos a nuestros objetivos. De idéntico modo hay que actuar cuando se trata de terminar con costumbres negativas, como pasarse mucho tiempo en la cama, leer hasta avanzadas horas de la noche, ver demasiado televisión, vídeos o cine o escuchar música a todas horas.
Tales hábitos nos alejan de la realidad y nos hacen difícil y muy penoso reaccionar con tiempo y adecuación cuando se produce una agresión externa real o queremos obtener algo que deseamos.
3. Transformar el entorno que nos rodea
Es una de las cosas más complicadas de lograr, pero quizá la más necesaria cuando ese entorno se ha convertido en algo que nos oprime y se presenta como fuente continua de "stress". Podría tratarse de un trabajo que nos incomoda, una relación sentimental desdichada o un lugar de residencia contrario a nuestros gustos. Aquí se ve que es necesario efectuar un acto de valor para dar un giro a nuestra vida. Costará mucho trabajo tomar la decisión y llevarla a efecto, pero si lo hacemos la fuerza inherente a nuestra acción nos servirá para poder conseguir una variación más acorde con nuestros gustos.
Es importante que encontremos una seguridad en los ambientes donde nos desenvolvemos habitualmente.
4. Rodearnos de gente a las que podamos recurrir
Uno de los aspectos más decisivos de la lucha contra el "stress" es poder contar siempre con la ayuda de personas comprensivas y protectoras. Es evidente que, si llega el caso, tendremos que responder con ellas de la misma manera que lo hacen con nosotros; pero la posibilidad de disponer de individuos beneficiosos y positivos nos podrá salvar del "stress" desde el momento en que nos ataque.
5. Hacer ejercicio físico de manera constante
Hay que tener en cuenta que el "stress" comienza siempre con una respuesta física. Por lo tanto, si nuestro cuerpo se encuentra en forma será mucho más fácil defendernos del ataque de este enemigo. Es en los momentos más difíciles de nuestra vida cuando más necesitamos de la protección del ejercicio. Entrenar seriamente nos ayuda a descargar la adrenalina inútil, mantiene más limpio el organismo, es importante para conseguir relajación y descanso y facilita que nuestra mente se halle despejada y abierta hacia actividades e ideas nuevas.
Como resumen de estas cinco fórmulas debemos aprender a escuchar a nuestro cuerpo. Cuando éste nos envía unas señales en forma de dolores de cabeza, digestiones pesadas, inapetencia inexplicable o incluso molestias difusas pero intensas en miembros y articulaciones, debemos analizar las variaciones que se han producido en nuestra vida en los últimos tiempos para saber cuáles proceden del "stress" (pueden ser también benéficas, como un gran premio o nuestra boda). Una vez que las hayamos localizado intentaremos arreglar la situación, reduciendo su importancia y procurando modificar los aspectos negativos de nuestra existencia. De esa manera, y aplicando las cinco reglas de oro anteriormente expuestas, conseguiremos la capacidad de transformar al "stress" en un buen amigo (su presencia es necesaria para la vida; sin él no existirían el progreso o las mismas emociones), que nos avisará con precisión sobre la manera de actuar en todas las circunstancias. Y con el "stress" a nuestro favor añadiremos juventud a nuestros años, experiencias gratificantes y un disfrute mucho más amplio de la vida cotidiana.