Si la actividad física va a ser de gran importancia durante cualquier etapa de la vida, lo será aún más después de los 60 años.
La actividad física controlada tiene como finalidad retardar el proceso de envejecimiento normal al cual se ve sometido todo organismo. En la medida de lo posible hemos de prevenir la aparición de las distintas patologías características de lo que hoy se llama la tercera edad:
- Aparato locomotor: osteoporosis senil -reblandecimiento de los huesos-, atrofia muscular, pérdida de movilidad de las distintas articulaciones, etc.
- Aparato cardiorrespiratorio: disminución de los volúmenes cardíacos y respiratorios (menor capacidad pulmonar y número inferior de latidos por minuto, trastornos circulatorios, etc.)
En definitiva, una amplia gama de enfermedades de tipo físico, teniendo también presente la aparición de trastornos a nivel psíquico, que se producen, por una parte, debido a la degeneración a la que se ve sometido el sistema nervioso, y por otra a la inactividad laboral, que si se ve acompañada por la social y por una carencia de intereses y aficiones conduce a la sensación de inutilidad y de que la vida ya ha pasado para nosotros.
El ejercicio físico, independientemente de mejorar el estado general de la persona, es el elemento ideal para cubrir esas lagunas de tiempo ocioso y aburrido que suelen presentarse en tales edades.
Actividades idóneas para la tercera edad
En primer lugar, lo serán todas aquellas que presenten un carácter lúdico y se realicen de forma colectiva. La finalidad de éstas va a ser la de proporcionar al practicante una comunicación, muy mermada en esta edad, motivando al individuo para la continuidad (la recuperación física comienza siempre por la salud mental). Actividades que reúnen estas cualidades van a ser todo tipo de juegos populares y algunos deportes de intensidad moderada como el ciclo turismo, la natación, el paseo a diversas velocidades, etc.
En segundo lugar, la actividad física dirigida a la tercera edad deberá cuidar y potenciar las siguientes cualidades físicas:
- Resistencia aerobia. Actividades de larga duración y baja intensidad: caminar, ciclismo, gimnasia sueca o musculación a ritmo rápido.
- Flexibilidad y movilidad articular. Esta cualidad será la de mayor interés, ya que con el paso de los años las articulaciones y el tejido de ligamentos y tendones degenera a menos que se haga ejercicio adecuado para devolverle su elasticidad.
- Ejercicios de fuerza. Dirigidos sobre todo al tronco, hombros y brazos y eliminando totalmente los de tipo isométrico (fuerza sin movimiento).
- Resistencia muscular. Trabajo con pesos ligeros, repeticiones altas y descansos breves entre cada serie.
- Ejercicios respiratorios. Reeducando al individuo y mejorando la movilidad de la caja torácica y función de los músculos respiratorios.
- Relajación. Nos libera del estrés y la tensión inherente a la vida cotidiana, beneficiando así al organismo.
- Ejercicios de habilidad y coordinación. Sirven como complemento de las otras indicaciones que hemos dado.
Finalmente, para aquellos que realicen cualquier tipo de ejercicio físico a estas edades un consejo para su salud: No sobrevalore su condición física.
Sea prudente y moderado con su capacidad y esto le evitará algún incidente.