Todos aquellos elementos que se colocan al calzado para modificar o corregir el asentamiento del pie o de alguna de sus partes, reciben el nombre de ortesis. Las hay de dos tipos: ortesis correctivas que se emplean para modificar una situación de malformación o desequilibrio y que pueden ser ocasionalmente limitadas, ya que resuelto el problema debe quedar eliminada, empleándose este tipo fundamentalmente en los calzados para la infancia; el otro tipo es el llamado ortesis de compensación y que se emplea para reequilibrar defectos o malformaciones de carácter irreversibles.
Las ortesis también se clasifican en fijas, cuando van colocadas en elementos del zapato con carácter permanente y definitivo y ortesis móviles, que se aplican en función de determinadas circunstancias, a este grupo pertenecen las plantillas.
En la suela se suelen aplicar cuñas para corregir malformaciones en la parte inferior del pie. Los materiales empleados deben permitir transpirabilidad y flexibilidad. Las cuñas dirigidas hacia fuera son las pronadoras y hacia dentro las supinadoras. Cuando las cuñas no están directamente en contacto con el pie, pueden realizarse de corcho o madera, que después quedarán forradas.
Cuando de lo que se trata es de levantar el talón, se emplean ortesis de tacón.
Para corregir desviaciones del metatarso o tarso que puede producir empujes laterales, se emplean ortesis de pala, que no son otra cosa que refuerzos de cuero cosidos a las zonas de la pala o enfranques y que impiden el desplome o desplazamiento de esa parte del pie.
También se colocan en el talón del empeine para corregir los espolones calcáneos.