El hundimiento o descenso del arco plantar, se califica como pie plano. Distinguiendo los siguientes tipos: Pie plano de primer grado, de segundo grado, de tercer grado y de cuarto grado o total.
El pie plano de primer grado, se caracteriza por un aplastamiento o hundimiento mínimo de la bóveda plantar, es decir, la zona media de la planta o istmo, es superior a la mitad del istmo en la anchura del talón anterior (zona de metatarsianos).
Para contrarrestar este tipo de malformación, se suelen colocar pequeñas cuñas en la plantilla de los zapatos. También se emplean, entre el tacón y la suela, cuñas supinadoras que estarán en función del tipo de hundimiento del arco.
El pie plano de segundo grado, se caracteriza porque casi toda la planta está en contacto con el suelo, con valgo de retropie superior a las condiciones normales.
Se pueden emplear hormas con ligera torsión (horma helicoidal) que produce una ligera supinación del retropie con respecto al antepie.
Entre la parte anterior y posterior de la horma, se inserta una cuña supinadora, para que el tacón y la suela apoyen sobre un mismo plano, mientras interiormente, la base del talón, está inclinada. La altura de la cuña estará en función del hundimiento del arco, cuidando de no perder el equilibrio del zapato. Algunas veces puede producirse una rotación interna durante la marcha, para reducirla deben colocarse cuñas pronadoras de antepie, que al producir rotación externa, contrarrestan la otra.
En el pie plano de tercer grado, la huella del borde medial del pie sobresale del contorno de la planta formando una media luna, se produce una abducción y pronación del antepie (Eversión).
Se contrarresta de forma similar a la señalada para el segundo grado, pero cuando el aplastamiento de la bóveda es laxo, flexible, se emplean hormas helicoidales que acerquen el primer metatarsiano hacia el calcáneo (hormas de enfranque estrecho), lo que permitirá la progresiva restitución de las formas; pero cuando la malformación es definitiva y rígida, deben emplearse solamente cuñas estabilizadoras, con escasas elevaciones, que faciliten el contacto de todo el pie con la suela.
En el pie plano de cuarto grado o plano total, el arco plantar está invertido, es decir, la concavidad está orientada hacia fuera. El apoyo del pie en el suelo se realiza por la zona externa del talán anterior y el calcáneo.
La corrección debe realizarse con la inserción de las cuñas, tal y como se describía en los casos de 2.º y 3.º grados, además debe realizarse una acción de aproximación del primer metatarsiano hacia el calcáneo. Con la aproximación por una parte y la supinación por otra, se puede forzar al pie para que se restituya el arco plantar. Naturalmente todas estas correcciones serán recomendables en pies "moldeable", que no estén definitivamente agravados y endurecidos por la malformación.
Las correcciones deben realizarse sobre pies de niños, y desde los 2 años hasta los 9. En los adultos, la corrección es casi imposible y generalmente la deformación plantea excesiva sudoración y dolores. Deben emplearse zapatos flexibles, de suela gruesa de cuero, con pala muy blanda y de gran transpiración, se emplean zonas almohadilladas de goma espuma.