Si nos remontamos por la historia del calzado, observaremos que solamente hasta hace relativamente poco tiempo, quizás menos de un siglo, el hombre empleaba diferentes técnicas para "compensar", los defectos en los pies, que hacían del calzado un auténtico elemento carente de elegancia, fuera de cualquier tendencia incluso en la de los propios materiales.
La aparición, desarrollo y uso de materias primas y transformadas para la fabricación del calzado, le han dado a éste un carácter más versátil y flexible, con el empleo de elementos totalmente moldeables. Calzar hoy en línea de moda ya no es un inconveniente ni siquiera para un pie con deformaciones.
La espuma de látex, el poliuretano, y un sinfín de elastómeros, han solucionado una gran cantidad problemas. Es fundamental el empleo de materias primas que no produzcan en el pie una pérdida de confort y para ello y a forma de ejemplo, podemos aconsejar:
La suela, salvo las aplicaciones que sean necesarias como correctores externos, será de cuero, con curtición vegetal, que permita la transpirabilidad de dentro a fuera y la impermeabilidad en sentido contrario. Los contrafuertes y topes de cuero, divididos o rebajados hasta donde aconseje el modelo utilizado, que permitirán las mismas funciones que en la suela. Las prótesis, tutores, barretas, refuerzos etc. serán en lo posible de cuero y solamente en casos excepcionales y debidos al grado de deformación, se emplearán caucho, espuma de latex o poliuretano, teniendo en cuenta que el empleo de estos materiales o cualquier otro sintético, formará una barrera entre el pie y el exterior, dificultando la transpirabilidad y por ello disminuyendo el confort. Otro elemento aconsejable en cuñas y plataformas, es el corcho y preferible a la madera. La piel de forro será de piel o en todo caso de tejido, si es que la moda aconseja su empleo. La piel de empeine será piel, el box-calf o un fino tafilete, suave y confortable, debiendo huirse de pieles con terminados plastificados y mucho menos el empleo de las llamadas, pieles sintéticas. Si en cualquier circunstancia se tuviese que emplear un tipo de piel poco transpirable, debe recordarse que el empleo de la misma no debe aplicarse al forro, (es preferible un forro de piel natural y una piel de empeine sintética, que lo contrario debido a la capacidad de absorción del forro que se encuentra más próximo al pie).
Naturalmente cuando se habla de un zapato para pies con grandes deformaciones, se está pensando en un calzado a medida, con la inclusión de todas aquellas cuñas o elementos que ayuden a corregir o disimular el defecto y que permitan caminar con cierta normalidad. Recordemos que partiendo de las medidas del pie y el molde del mismo, se obtiene la horma en madera u otro material en el que se pueda montar un zapato sin deformaciones; por medio de los tradicionales trabajos de preparación y montado de zapatos se prepara ese calzado para ese pie único. Decíamos que era imprescindible volver a las técnicas artesanales de antaño para realizar ese zapato que será calzado por un pie deforme,debiendo retomar las viejas técnicas artesanas y fabricar zapatos a medida, por la sencilla razón de que cuando se trata de calzados para pies deformes, lo normal es que todo el calzado esté alterado y sea prácticamente imposible que las máquinas convencionales de los nuevos sistemas de montado, puedan entrar en determinados trabajos de ese tipo de calzado. También es cierto que no todo el proceso de fabricación tendrá los mismos problemas y quizás en la confección de estos zapatos puedan realizarse algunos trabajos empleando las máquinas del proceso moderno de confección del calzado.
El ajuste del modelo a la nueva horma, la obtención de los patrones, son trabajos específicos para cada tipo de modelo y de horma que se realizarán con las mismas técnicas con las que se trabaja un modelo normal. Seleccionada la horma o preparada ésta con la aplicación de los complementos necesarios para adaptarla al pie en estudio, o bien con la horma realizada en madera o material similar y obtenida por tallado de un tarugo o tocho, se procederá al ajuste del modelo deseado, siguiendo la técnica del ajuste sobre horma, pero que aun siguiendo la técnica conocida, el zapatero en este caso convertido en un modelista, tendrá que ajustar basándose en las deformaciones reflejadas en la horma y que, en muchos casos, deberá buscar caminos poco explorados para ingeniar la forma de disimular un determinado defecto. Obtenida la plantilla en el papel empleado para el ajuste, se pasará a un soporte más resistente. La plantilla obtenida en el papel utilizado para el ajuste, algunas veces no será posible desdoblaría en la línea geométrica que marca el centro, por no ser tampoco simétrico el pie defectuoso, de ahí que el zapatero-ajustador tendrá forzosamente que sacar la plantilla completa de todo el modelo y por ambas caras.
Con los despieces de patrones obtenidos en papel, se procederá a reforzarlos, puede servir el cartón de 2 mm. de grosor. A continuación se procede a la elección del tipo de piel y al cortado manual de cada uno de los elementos que componen el modelo en piel de empeine y piel de forro.
La preparación para el aparado o el ensamblaje de las piezas, no tendrán mayor dificultad que las que se corresponderían con un zapato para pie normal, obtenido el corte aparado se procederá a la fabricación o montado del corte a su horma.
En base al tipo de deformación y el lugar en que se encuentre, podrá emplearse determinadas máquinas que facilitarían el trabajo y aportarían mayor rapidez al proceso. El clavado de la planta, el rondado o el lijado de montado y de la suela, serían trabajos a realizar a de forma mecánica ya que cualquier alteración de la horma convencional probablemente no afectaría a esos trabajos. El centrado y montado de puntas, de talones y de enfranques, revestirán mayor dificultad y es previsible que esos trabajos deban hacerse siempre a mano; otra cosa seria la ejecución del empalmillado y cualquier tipo de cosido, que podría realizarse también por medios mecánicos. Sin embargo en este punto debemos recordar una vez más que los cosidos vistos, al canto o a la suela en hendidura, se hacen a mano porque se considera casi como la firma del autor. Un cosido a mano se aprecia a simple vista, cualquier otro trabajo del proceso es más difícil encontrar la diferencia entre lo manual y lo mecánico. De hecho cuando determinadas tiendas realizan una promoción sobre un tipo de zapato, llamando la atención del público hacia un zapato artesano, lo único que potencian de forma clara es el cosido manual, que probablemente sea lo único que ese zapato tenga de artesano.
Si tuviéramos que trazar los rasgos característicos de un zapatero ortopédico diríamos que se trata de una persona con un amplio sentido de la estética, conocedor de las formas y dimensiones, capaz de trabajar con meticulosidad y precisión, conocimientos de anatomía, dominio de características y propiedades de los materiales que va a aplicar y ciertas dotes artísticas, ya que lo que se trata de reproducir es un objeto material salido de un modelo en el que habrá que incorporar determinados elementos correctores que previamente tendrá que descubrir, ese calzado será a veces tan apreciado como una obra artística.
Tanto para zapatos de hombre como para los de mujer, actualmente es posible realizar acoplamientos para reducir desequilibrios o incluso sustituir partes del pie acortadas o amputadas, y todo ello sin que el modelo de calzado tenga que ser desproporcionado, tosco o carente de un sentido estético en línea con la moda del momento. Las técnicas actuales, permiten calzar moda incluso en aquellos zapatos que, aparentemente, podrían presentar los mayores problemas y dificultades. Cuando el acortamiento es de cierta importancia, la compensación debe venir disimulada con un botín o bota de caña corta, ya que precisamente en esa zona de la caña es precisamente donde se suele "disimular" la deformación.