Es de Castellón. Era absolutamente desconocido cuando saltó a la palestra de la atención pública durante los Campeonatos de España de 1981. "Tiene todo el aspecto de un culturista francés", dijeron al contemplar su físico esbelto y definido.
Sin embargo, hasta 1984 no pudo conseguir su objetivo que era el de obtener el triunfo en los Campeonatos de España. A partir de ahí se preparó intensamente con la intención de competir fuera de nuestras fronteras. Era un peso bajo y parecía que aquellas categorías estaban reservadas desde siempre para los orientales. Pero Ballester obtuvo su clasificación tras su victoria en los nacionales, y se fue para Tokio con la idea de hacer el mejor papel posible dentro de la recientemente aparecida categoría de los pesos pluma, destinada a los atletas culturistas con menos de 65 kilos. Aquello estaba lleno de orientales definidos y fibrosos. José no se amilanó y obtuvo la tercera plaza en su primera tentativa. Era un triunfo grandioso del equipo nacional, y Ballester se decidió a entrenar con mayor dureza. Al año siguiente los campeonatos se celebraban en España. La competencia sería aún más ardua, pues se sabía que algunos de los hombres punteros de los pesos ligeros habían tomado la decisión de bajarse a los plumas e impresionar por su mayor estatura y tamaño. Y José Ballester quedó en segunda posición, casi empatado con el primero. Ahora continua su preparación con gran intensidad desde su gimnasio castellonense.