Nació en Málaga, hace más de veinticinco años, y vive allí dedicado a la dirección de su gimnasio Laype, donde entrena y prepara a numerosos atletas.
Destacó al principio en competiciones junior. Su espigada figura de 1,80, con proporciones absolutamente longilíneas y espectaculares, llamaba la atención en todas partes, y sólo hizo falta que la recubriera adecuadamente de músculo para empezar a hacerse un nombre en el deporte de la musculación. A mediados de los años ochenta, Lázaro era visto como "la gran esperanza blanca" del culturismo español. Su torso era perfecto, la densidad de su espalda, increíble, la cintura muy buena, y los brazos y las piernas fibrosos y trabajados. Ganó el Campeonato Nacional y quedó tercero en los Campeonatos del Mar Mediterráneo, ante durísima oposición. Lázaro parecía no tener rivales dentro de la categoría pesado-ligera y sus triunfos le seleccionaron para competir en los Primeros Campeonatos Iberoamericanos, en 1986, que englobaban a todos los países de lengua española y portuguesa. Se trataba, pues, de un certamen a la altura de los mejores del mundo, y Lázaro supo dejar el pabellón español muy alto. Ganó por unanimidad, venciendo la terrible oposición del hercúleo Quico Espasa, también español y que ha sido y es uno de sus rivales más directos.