Nació en Carolina del Sur en 1960, dentro del seno de una familia de la clase media, cuya madre era muy religiosa y se ocupaba mucho del futuro de Lee como hombre de bien y persona juiciosa.
Lee fue en seguida al colegio, y al llegar a la escuela secundaria experimentó un gran deseo de practicar deportes. Jugó en los equipos de su escuela, pero pronto le empezaron a gustar mucho las pesas. A los catorce años ya era un chico muy fuerte, y al ver el tipo de desarrollo que ya evidenciaba, sus profesores de educación física le dijeron que debía de presentarse a competiciones de culturismo. A los dieciséis años ganó los campeonatos para adolescentes de su estado. Lee daba la impresión de que despuntaba, aunque, sin embargo, había muchos más iguales que él y el panorama de la alta competición quedaba aún lejos. "Conseguiré ser el mejor culturista del mundo", aseguró Lee a sus conocidos, y lo dijo con tanta convicción que nadie se rió de él.
Y, efectivamente, en 1980 Lee Haney ganaba el Mr. América para adolescentes. Por entonces, Lee, una persona que seguía todos los consejos de su madre, se había convertido ya en un pequeño hombre de negocios. A sus dieciocho años, y con la ayuda de unos buenos amigos, había conseguido instalar un par de gimnasios en su ciudad natal y sacarlos adelante con su buen hacer y el nombre que iba adquiriendo con tantas victorias.
Y llegó su primer momento cumbre: Lee Haney ganaba el campeonato de América de 1982, y seguidamente se adjudicaba el campeonato mundial, todo esto con sólo veintiún años.
Haney, con su estructura espectacular de hombros anchos, espalda sensacional y cintura sumamente reducida, inauguraba un nuevo estilo de físico, ya que a su constitución aerodinámica unía una densidad muscular y un volumen que nunca se habían visto. Pero el Olimpia le esperaba y eso era una historia muy diferente a la de la competición "amateur"
Lee Haney: "Voy a superar el récord de Arnold"
Llegó el momento que todos estaban aguardando. Lee Haney se dispuso a competir en el Mr. Olimpia 1983, a sus 23 años recién cumplidos. "Quedará el último", se decía por ahí. Y Haney peleó muy duramente y convenció a todos, consiguiendo el ¡tercer lugar! en su primera aparición en el Campeonato de Campeones. Ganó Samir Bannout, pero muchos dijeron que Lee estaba muy cerca del libanés o incluso un poco por encima.
Y en 1984 Haney arrasó. Se llevó el Mr. Olimpia de calle silenciando para siempre los rumores de las personas que aún no le reconocían. Incluso corrigió sus ligeros fallos musculares, potenciando el desarrollo de sus bíceps y dando mayor tamaño a sus gemelos.
¿Qué pasará en 1985? fue la pregunta que quedó en el aire cuando Haney salió con el trofeo. " Volveré a ganar y no me detendré hasta que no supere el récord de Arnold", aseguró el coloso de color.
Mil novecientos ochenta y cinco presenció la segunda de las victorias de Lee, que venía mejorando y con un peso corporal de 110 kilos para su 1,80 de estatura. "No hay nadie que le pueda superar" fue el grito unánime de los jueces y espectadores cuando lo vieron aparecer en una forma tan majestuosa.
Y su segunda victoria consecutiva le dio facilidades para iniciar nuevos negocios de comercialización de sus cursos de gimnasia y productos avalados con su nombre. Haney se estaba haciendo rico, y le demandaban continuamente de todo el mundo para dar seminarios y efectuar exhibiciones. "Tiene tanto trabajo que le será imposible volver a ganar" fue el comentario general al sentirlo completamente inmerso en su vida de hombre de negocios.
Pero Haney les demostró a todos que estaban equivocados. Derrotó nada menos que a Mike Christian y volvió a convencer a los críticos y a los aficionados.