Silvester Stallone, Rocky por excelencia, es el típico caso representativo del sueño americano. Una persona pobre pero honrada, que gracias a su tenacidad y coraje consigue demostrar su valía, alcanzando un lugar destacado en la cima de una sociedad que sabe reconocer los méritos de quien se hace a sí mismo.
Silvester Stallone nació en la Ciudad de los Rascacielos, Nueva York, en el seno de una familia humilde. Desde su infancia demostró un profundo interés por el mundo del cine, que se fue acrecentando durante la adolescencia. Su meta era hacerse un lugar en la pantalla no sólo como actor, sino también como guionista, pero el camino estaba plagado de dificultades y no conseguía ayuda.
Para poder seguir escribiendo y obtener unos ingresos, Stallone se colocó de acomodador en un cine. No era la situación deseada, que duda cabe, pero le brindaba la oportunidad de aprender mucho sobre el séptimo arte. Estudiaba las películas una y otra vez, hasta llegar a analizarlas secuencia por secuencia, plano por plano.
A los veinticinco años escribió el guión de "Rocky", la historia de un boxeador de un gimnasio de segundo fila que es elegido como paquete para aguantar al campeón del mundo. En principio, no tomaron en serio su historia, hasta el punto de que, durante el embarazo de su mujer, llegó a encontrarse tan sólo con el equivalente a 6.000 pesetas en su cuenta corriente. Fue entonces cuando recibió una oferta de 50 millones de pesetas por su guión. Stallone, no obstante, lo rechazó porque deseaba interpretar la película y los productores, por el contrario, querían poner a un actor conocido como protagonista. "Rocky", estaba muy seguro de sí mismo y obtuvo su compensación. Poco después le ofrecieron las condiciones que buscaba. "Rocky" resultó ser uno de los mayores éxitos de todos los tiempos, y Stallone consiguió 10 nominaciones para el Oscar de Hollywood.
A partir de entonces Silvester Stallone decidió cambiar de imagen. Dándose cuenta de las posibilidades de la nueva moda del acondicionamiento físico -estábamos en 1976- decidió transformar su cuerpo robusto de 1,75 de altura y casi 90 kilos de peso, en uno más atlético y fibroso.
"Rambo", héroe suicida
En "Rocky II", Silvester Stallone apareció ya más esbelto y musculoso; el trabajo duro, el esfuerzo sacrificado produjeron en él el cambio de imagen deseado. Las dos películas le convirtieron en multimillonario, y como el filón parecía no agotarse, hizo "Rocky III" donde el campeón Rocky Balboa perdía el título, volviendo a recuperarlo en una de las peleas más dramáticas de toda la historia. Para esta película siguió un entrenamiento netamente culturista. Contrató a Franco Columbu, multicampeón mundial de desarrollo muscular y quiropráctico, ofreciéndole una considerable suma de dinero para que trabajara con él un par de horas diarias por espacio de seis meses. "Rocky" emparentó rápidamente con "Los Principios Weider", sobre todo con el de intensidad. Entrenaba seis días por semana, dividiendo el cuerpo en dos partes para poder trabajar más duro. Su grupo favorito eran los abdominales, de los que hacia más de 400 diarios. Stallone es hombre sumamente disciplinado, nunca come entre horas, ni toma nada que no sea nutritivo; come más bien poco y se preocupa en todo momento de conservar o potenciar su excelente forma física. "Cuando ves los resultados en tu propio cuerpo -dice-, el sacrificio deja de importarte". Después de "Rocky III", Stallone se convirtió también en realizador de cine, dirigiendo a otro mito de la época, John Travolta, en la película "Staying Alive". Posteriormente consiguió otro gran éxito con "Acorralado", donde interpretaba el papel de un soldado valeroso -Rambo- que por circunstancias se convertía en un fuera de la ley. "Acorralado" batió todos los récords de recaudaciones en Estados Unidos, consiguiendo treinta millones de dólares en una semana. Rambo se convirtió en un héroe popular en todo el mundo.
Silvester Stallone, en la cima
Llegó el momento estelar de su carrera: "Rocky IV", un éxito que nadie esperaba, ya que hasta entonces ninguna película había podido pasar de su tercera entrega. Rocky Balboa luchaba contra Iván Drago, un gigantesco boxeador ruso, espécimen semicibernético, al que vencía y convencía tras una dramática pelea. Fue tan importante el impacto de "Rocky IV" que Dolph Lundgren, el actor que incorporaba a Iván Drago -elegido por Stallone tras una laboriosa búsqueda de siete meses-, firmó después una gran cantidad de contratos. A la serie de "Rocky" siguió la película "Yo el Halcón", un tema que ha decepcionado a algunos, pero que agradó a la mayoría. En esta película, Stallone recuperaba a su hijo, logrando separarle de su despótico abuelo, conquistaba su amor y admiración al obtener el título de campeón mundial de pulso. La película contenía numerosos tópicos, pero "Rocky" seguía siendo el mismo: luchador, voluntarioso, bonachón y un poco atrevido. Stallone se convirtió en el actor mejor pagado del mundo, pues la cinta le supuso un beneficio de 1.500 millones de pesetas.
"Todo se lo debo al culturismo", ha declarado el actor, el cual está tan agradecido que dedica la mayor parte del tiempo libre a su práctica. Va en busca de su última frontera: el culturismo. Quiere conseguir un desarrollo muscular asombroso. Ser el actor de físico más espectacular que jamás haya pasado por la pantalla.
Silvester Stallone, a base de tesón y coraje, ha convertido su sueño en realidad, demostrando con su entrega que el sueño americano aún es posible en nuestros días: él es la prueba. Sin embargo, se mantiene despierto, aun teniéndolo todo mantiene un entrenamiento disciplinado. El es consciente de que su musculatura le ha abierto muchas puertas, y la mejor forma de mantenerlas abiertas o agrandarlas es cuidando su complexión atlética.