Biotina: Su mejor fuente es el hígado pero también abunda en las yemas de huevo, las levaduras y la soja. Es importante para diversos sistemas encimáticos que trabajan en la producción de tejido.
Es raro tener deficiencias de biotina porque la sintetizan las bacterias intestinales. Pero se han producido deficiencias experimentales alimentando a los animales con claras de huevo crudas -causando lesiones nerviosas e incluso la muerte-. Porque la clara de huevo cruda contiene una proteína llamada avidina, que se combina con la biotina e impide su absorción. La avidina se destruye al cocer o freír los huevos y ya no se interfiere con la biotina. Por eso jamas se debe consumir un huevo crudo.
Acido fólico: Se distribuye abundantemente en las plantas y los tejidos animales y es esencial para la manufactura de importantes componentes estructurales de las células corporales. Su deficiencia produce dificultades de absorción de ciertos nutrientes a través de las paredes intestinales y varios tipos de anemia por falta de glóbulos rojos. Debido a la gran abundancia del ácido fólico en la naturaleza es difícil que nos falte.
Inositol: Se encuentra en grandes cantidades en el germen de trigo y la lecitina. Trabaja en el metabolismo de las grasas y el colesterol, y no se han observado deficiencias en el ser humano.
Colina: Aparece en los huevos y en la lecitina. Es importante para el metabolismo de las grasas y el colesterol, y resulta fundamental para el buen funcionamiento de determinadas facultades del cerebro. Por ejemplo, la memoria tiene mucho que ver con la colina.
Acido paraaminobenzoico: Está bien distribuido en las plantas y en los animales, sobre todo en los cereales integrales. Es importante para la piel, el cabello y resulta ser un bronceador muy efectivo. Su papel en el ser humano aún sigue siendo oscuro. No tiene efectos tóxicos aparentes, pero parece que potencia las funciones del ácido fólico.
La vitamina C. Sin duda alguna, la más popular de todas las vitaminas y la más libremente usada. Es ácido ascórbico, y se presenta en grandes concentraciones en las frutas cítricas. Sin embargo, el cuerpo pierde con facilidad -sudor, orina, etc.- y hay que reemplazarla diariamente. Su deficiencia produce problemas graves en las encías, hemorragias ligeras, anemia, edemas y dolores articulares. También protege a otras vitaminas de su destrucción en los tejidos y, al parecer -fundamentalmente, de acuerdo con el doctor Linus Pauling, premio Nobel de Medicina, y otros sabios- es capital para protegernos de resfriados y enfermedades infecciosas.