Los hidratos de carbono son el combustible principal del organismo, su más importante fuente de energía, y sólo una pequeñísima fracción de ellos se dedica a las exigencias regenerativas del organismo; constituyen más del 50 por 100 de la alimentación mundial, ya que suponen la mayor parte de la dieta humana. Su proporción de consumo varía desde el 50 o el 60 por 100 en los países occidentales, donde existe una dieta muy variada, hasta el 70 u 80 por 100 en los países en vías de desarrollo, cuya alimentación es poco variada y deficitaria.
