Son muchos y de diversa etiología. Básicamente podemos dividirlos en dos: producidos por enfermedades que pueden ocurrir en otra parte del cuerpo o deformidades y problemas específicos de esta estructura.
Las enfermedades que pueden atacar a los pies son varias, una de ellas la célebre gota tan desgraciadamente popular hasta el siglo pasado, debido al elevado consumo de carne entre las clases pudientes; se debe a los depósitos de ácido úrico en las articulaciones de los pies, sobre todo en la base del dedo gordo. La diabetes también puede trastornar el funcionamiento de los nervios del pie, produciendo úlceras profundas e indoloras en la planta. Ciertos problemas y enfermedades de los riñones permiten que los fluidos vayan mas hacia los tejidos acumulándose, en este caso, en los tobillos. La arteriosclerosis puede reducir la circulación hasta los pies, produciendo síntomas de frío y calambres. La artritis reumatoide causa inflamación de las articulaciones y puede traducirse en un deformidad permanente de las articulaciones de los pies.
Problemas específicos del pie
Pie de atleta. Producido por infecciones debidas a ciertos hongos (pueden transmitirse en lugares públicos, sobre todo húmedos, donde caminemos descalzos) que causan picor y fisuras en la piel, sobre todo entre los dedos.
Uñas crecidas hacia dentro. Su causa suele ser haberse cortado las uñas mal o vestir calzado inadecuado. A veces pueden llegar a producir infecciones y es necesario quitar parte de la uña.
Callos. Se producen por fricción de los zapatos contra la piel. Suelen desaparecer simplemente usando un calzado que nos favorezca.
Dedos en forma de "martillo". Se deben a un desequilibrio muscular que hacen que las extremidades de las articulaciones de los dedos pequeños se vuelvan hacia abajo y otras hacia arriba. Este problema puede deberse a la herencia o a cierta anormalidad de los nervios.
"Juanetes". Son deformidades en mayor o menor grado, del dedo gordo del pie. El hueso se dobla, muchas veces por la presión ejercida por ciertos zapatos en forma de punta. En algunos casos los "juanetes" no llegan a poder acomodarse en ningún zapato, lo que produce irritación de la piel en esa zona, con su consiguiente enrojecimiento. Por lo general, los juanetes tienden a ser hereditarios, aunque el calzado impropio ayuda a su desarrollo. A veces puede llegar a ser necesario la cirugía no sólo por propósitos médicos, sino estéticos.
Hay otras enfermedades de los pies, como el dolor de los talones, las verrugas en las plantas o los dolores metatarsianos. Una gran mayoría de éstas, así como de las anteriores, pueden aliviarse con el ejercicio, efectuando movimientos tales como flexión y extensión de los pies, rotaciones a derecha e izquierda, mover los pies hacia fuera y hacia dentro, etc. Una serie de 8 a 10 repeticiones con cada pie suele ser suficiente.