Es el culturista de alta competición más alto de toda la historia. Sus 2,00 metros de estatura le hacen parecer invulnerable y terrible. Las mujeres se lo disputan y le miran con admiración.
Los hombres le tienen envidia y temor. Pero Ralf Moller, con su inmensa estatura y sus 125 kilos de peso, es un hombre simpático, dotado además de una gran inteligencia práctica.
Ralf nació en Alemania. Su constitución privilegiada, que ya era atlética y fornida desde la primera infancia, le permitió destacar en todos los deportes que practicó. A los quince años medía ya 1,90 y empezaba a iniciarse con la musculación. Su físico portentoso, proporcionado a pesar de la enorme estatura, le convirtieron muy pronto en uno de los hombres más perfectos del mundo. Ganó el Campeonato de Alemania en 1983 y fue finalista en los Mundiales de ese año y los de 1984 y 1985. Su desmesura física y agradables proporciones atrajeron la atención de Joe Weider, que le invitó a América con la intención de que entrenara allí durante algún tiempo y aprendiera las técnicas más modernas de musculación. Ralf salió transformado. Ganó de calle los Campeonatos Mundiales de 1986 -los primeros donde se celebraba un control "antidoping"- y demostró a todos que era un culturista natural que sólo necesitaba de ejercicio y dieta para conseguir rellenar de músculo simétrico y estriado su portentosa anatomía. Tras su victoria, Ralf Moller ha recibido numerosas ofertas para hacer publicidad y series televisivas. Ralf sigue entrenando y su mayor deseo es ser considerado el mejor culturista de todos los tiempos.