Le llaman el matador del dragón, lo mismo que a San Jorge. Y es conocido así porque su vida de competición constituye casi una cadena ininterrumpida de victorias que además han supuesto la aparición de un físico espectacular que ha conseguido vencer las limitaciones que le imponía su propia genética.
Rich Gaspari nació en 1963, en el estado de Nueva Jersey. Durante su infancia fue un niño de muy reducida estatura y extraordinariamente delgado. Su estructura ósea era pequeña, sus miembros cortos, los hombros estrechos, nada le auguraba, pues, el brillante porvenir que muy pronto le iba a aguardar dentro de los terrenos del culturismo.
A los 13 años, Gaspari pesaba sólo 40 kilos. Fue entonces el momento en que decidió iniciarse con las pesas. Sin embargo, y pese a tan negras perspectivas, sus progresos fueron extraordinariamente rápidos, hasta el punto de que a los 16 años se lograba clasificar en un importante campeonato para jóvenes de la costa del este americano. El triunfo le animó a seguir entrenando seriamente y sus padres y amigos se emocionaron mucho con la victoria de aquel muchacho que tan rápidamente estaba transformando su paupérrima constitución. Sus músculos aumentaron de manera tan asombrosa que a los 19 años decidió competir en los campeonatos americanos, los más importantes del mundo después de los mundiales. ¡Rich se había puesto tan grande que apareció ligeramente pasado de peso! aunque, no obstante, quedó en quinto lugar, asombrando a la concurrencia pues casi nadie tenía noticia del que iba a ser un ilustre desconocido. En 1984 participó en los campeonatos mundiales de Las Vegas y derrotó por un punto al colosal alemán Josef Grolmus. Era ya el campeón universal de los pesos pesado-ligeros y estaba ante el inicio de su consagración definitiva, el triunfo de David sobre Goliat, el reconocimiento de que un hombre con estructura desmadrada y malas condiciones iniciales podía convertirse también en uno de los grandes ases del culturismo.
Rich Gaspari da la réplica
"Aunque sólo tenga 21 años, su cuerpo está tan al límite de sus posibilidades que dentro de unos meses le veremos desaparecer de los terrenos del culturismo", fue el rumor general cuando se dijo que Gaspari estaba preparándose con intensidad para el Mr. Olimpia, donde pretendía competir con ¡seis kilos de músculos más de los que tenía!
Durante 1985 "el matador del dragón" entrenó en silencio y prodigó muy poco sus apariciones públicas. Iba al gimnasio a las horas en que nadie le veía, trabajaba sus músculos vestido siempre con ropas amplias y cuando terminaba la última repetición de la última serie se marchaba a su casa para concentrarse en la rutina de poses que pensaba hacer.
"Le ha dado un infarto y no se puede mover", volvieron a decir los entendidos, justificando así su desaparición.
Se dijo de todo respecto a Gaspari, y cuando el presentador anunció su nombre en aquel día de octubre de 1985 los espectadores se quedaron mudos, esperando ver una aparición de ultratumba. ¡Y Gaspari subió a la plataforma con más músculo que nunca y ríos de venas y estriaciones corriendo por su cuerpo! Su musculatura era tan enorme que los huesos habían quedado cubiertos bajo el gigantesco armazón de proteína. Rich Gaspari quedó tercero en su primer asalto al Mr. Olimpia, y aunque algunos dijeron que su cuerpo era deforme y grotesco, fueron mayoría los que aseguraron que su puesto debió ser el segundo, tras Lee Haney.
Ahora sí que se había conmocionado de verdad el mundo del culturismo "¡Ganaré a todos!", juró Gaspari, y casi llegó a cumplir su promesa porque en 1986 reapareció sobre el escenario de Olimpia aún más compacto y completo que el año anterior. Su cuerpo parecía estar formado a base de montar músculo sobre músculo. ¡Hasta los gorilas se veían pequeños a su lado! Era el triunfo de la voluntad, la negación de las características naturales que marcan para siempre a la persona y la impiden progresar más allá de unos límites medianos. Gaspari quedaba en segundo lugar, muy cerca del mítico Lee Haney, y según dicen su derrota fue producto del refrán "sobre gustos no hay nada escrito". El coloso de color era más esbelto y aerodinámico; Gaspari, más pletórico y venoso; más estético Haney; más "brutal" Rich, en todo el sentido de la palabra. Las espadas habían quedado en el alto y el duelo del próximo Olimpia se preveía terrible.