Nació en Ciudad Real, y sus comienzos en la vida fueron muy difíciles. Tuvo que ponerse a trabajar apenas salido de la infancia pero, al mismo tiempo, buscó la ocasión para practicar deporte.
Tenía una condición atlética muy notable y, de haberlo deseado, hubiera podido convertirse en un buen boxeador o un buen ciclista, especialidades en las que empezaba a destacar durante su adolescencia.
Salvador siempre fue un hombre interesado en el progreso. Oyó hablar de las pesas, y él mismo se construyó unos discos de latas de sardinas rellenas de cemento, que adosó a una barra de madera. Con material tan pobre conseguía resultados y en seguida tuvo a su alrededor un grupo de alumnos. Pero era necesario subsistir y Salvador se trasladó a Madrid y a Barcelona en busca de mejores horizontes. Su desarrollo se fue haciendo muy notorio. Sus piernas y abdominales llamaban la atención y cuando llegó el momento de las primeras competiciones culturistas españolas, le aconsejaron que se presentase. Apareció en el Campeonato de Madrid de 1967 y quedó quinto. No le desanimó el resultado y durante varios años entrenó firmemente, escalando puestos a pesar de tener que alternar su trabajo con el puesto de profesor de su nuevo gimnasio.
En 1975 llegó su consagración, después de haber sido subcampeón de España en varias ocasiones. Ese año alcanzo el triunfo absoluto en el certamen nacional, merecido por su voluntad y perseverancia. Salvador había conseguido transformar un cuerpo naturalmente musculoso pero muy delgado en un físico hercúleo y supertrabajado. Su victoria demostraba a todos que la tenacidad no encuentra barreras, pero aún así, Salvador buscó nuevos objetivos y decidió competir en el extranjero contra los grandes monarcas mundiales del músculo.
Salvador Ruíz: asalto al Mister Olimpia
Salvador Ruíz cogió la maleta y se fue a Londres con la intención de presentarse al Mister Universo. "Un turista español que viene a sacar su entrada", pensaron al verle acercarse a las puertas del Royal Albert Hall. "No es posible", iban diciendo después cuando le observaron en los vestuarios y supieron de sus pretensiones de participar en el certamen. "¡Es el mejor!", murmuraron con asombro los atletas, que tuvieron que rendirse ante la evidencia de Salvador, derrotando a culturistas tales como Aníbal López o Casey Viator, supercampeones de la época, y proclamándose Mister Universo.
Después de 1975, Salvador consiguió el Campeonato de España todas las veces que se presentó. También fue campeón de Europa y finalista en los Mundiales muchas veces.
Luego se retiró de la competición, para regresar en 1984 cuando se hizo profesional y participó en los Mundiales y en el Mister Olimpia, donde quedó finalista.
Desgraciadamente, la creación del gigantesco gimnasio "MultiGym" le absorbió de tal manera que durante un año tuvo que abandonar la práctica del culturismo. Sin embargo, a finales de 1986, Salvador anunció que tenía intenciones de ponerse en forma y volver a competir de nuevo.
"Aunque quiera, no volverá a ser quien fue", dijeron en el mundillo de las pesas. Pero 40 años de edad y todo su enorme trabajo como profesor de varias generaciones de atletas no fueron obstáculo para que Salvador demostrara a todos que el saber y la voluntad pueden alcanzar cualquier objetivo. En menos de seis meses había conseguido la mejor forma de su vida y su condición culturista se hallaba a la altura del más exigente nivel internacional. Volvía -y actualmente está en ello- a la competición profesional, dispuesto a luchar en igualdad de condiciones contra Gaspari, Haney o Bucles. Y su espectacular desarrollo ha corregido todos sus fallos y asombrosa recuperación son la mejor garantía de victoria del que ha sido el primer Master Universo español.