Es fundamental que el ejercicio para las personas afectadas de problemas mentales o de carácter se comience con rutinas de baja intensidad y duración media.
Un individuo que padece de trastornos de la personalidad es incapaz de efectuar levantamientos con cargas submaximales, que exigen una concentración grande y una fuerte descarga de adrenalina. Deberá comenzar con movimientos aeróbicos tales como carrera a ritmo medio, bicicleta o actividades de calistenia, acompañado de otras personas o bajo la vigilancia de un instructor, preferentemente especializado en el tema. Más tarde, y cuando se encuentre ya adaptado a la nueva situación, puede pasar a efectuar ejercicios en circuito -un conjunto de series realizadas con muy poco o ningún descanso entre ellas- utilizando cargas del 50 al 60 por 100 de su máxima capacidad de alzada y con repeticiones que no le supongan agotarse en cada una de las series aunque sí empezar a cansarse ligeramente. Al final puede terminar practicando los sistemas más comunes de musculación o apuntándose a la práctica habitual de algún deporte siempre, que, al principio, se encuentre arropado por un equipo o grupo de personas que no le pongan demasiadas dificultades de adaptación.
Por lo general el individuo con problemas psiconeuríticos no suele tener dificultades a la hora de iniciarse en una práctica de acondicionamiento físico. El período de adaptación no dura más de dos meses, pasados los cuales suele sentirse mucho mejor, sobre todo al comprobar que su cuerpo ha respondido y empieza a transformarse favorablemente. Al final de los sesenta días puede iniciar el entrenamiento de circuito, comenzando con uno ligero, compuesto, por ejemplo, por 6 a 8 ejercicios distintos, de 10 a 12 repeticiones con cargas que oscilan entre el 50 y el 65 por 100 de su alzada máxima. Los descansos entre una y otra serie no deben superar los 30 segundos durante el primer mes de circuito ni los 20 después. Al final de cada circuito -se harán 2 ó 3- puede tomarse un intervalo de descanso de 2 a 3 minutos, antes de pasar al siguiente.
Si el individuo tiene problemas psicóticos, el tratamiento deberá dirigirlo una persona especializada en psicoterapia además de en ejercicio. En este caso ya no caben siempre las consideraciones generales expresadas arriba; hay que adaptarlas al individuo en concreto a su personalidad y a sus características psico-físicas teniendo siempre en cuenta que no se debe comenzar una práctica de acondicionamiento físico hasta que el afectado de psicosis haya superado los momentos de crisis graves.
Los problemas de carácter, junto con las neurosis, son los que producen una respuesta mejor al ejercicio físico. Con él, mejora la circulación sanguínea, se eliminan más productos de desecho y se consigue una conciencia de alimentación sana y participación en los problemas de la realidad en compañía de otras personas semejantes a nosotros y que laboran con el mismo fin.