Evidentemente, ningún grupo muscular puede ser trabajado al límite de sus posibilidades si antes no ha sido preparado adecuadamente.
Se trata de calentarlo, y en este caso no hay que cometer el error habitual de efectuar un calentamiento general al principio de nuestro entrenamiento y pensar que ya podemos sacar el máximo partido a cualquier ejercicio. Recuerde siempre que el grupo muscular que vaya a ejercitar -sea cual sea- debe ser también calentado con el mismo movimiento, ejecutando antes una serie de más repeticiones y, aproximadamente, la mitad del peso. Si, por ejemplo, estamos trabajando la pierna, sería peligroso hacer extensiones en máquina y seguidamente pasar a la sentadilla y realizarla con un peso que suponga el límite de nuestras posibilidades. Antes habría que hacer una serie con una cantidad intermedia -en este caso no pequeña, puesto que las extensiones ya han acondicionado nuestros cuadríceps y articulación y ligamentos rotulianos- y lo mismo en el supuesto de que estuviéramos trabajando otros músculos cualquiera.
Una cuestión importante en cuanto a lo que se refiere al calentamiento es la época del año en que nos encontremos. A mayor frío o temporada lluviosa, mayor calentamiento, que puede ser más leve si el tiempo es suave o caluroso. Si las temperaturas son bajas, el entrenamiento se debe iniciar bien abrigado, por lo menos hasta que rompamos a sudar o sintamos un calor general en todo el organismo. Recuerde que si un músculo no está caliente es incapaz de actuar por encima del 85 por 100 de sus posibilidades.